El oído se divide en tres partes: oído externo, medio e interno. Para hacerlo más sencillo, vamos a explicar la estructura del oído de cada parte.
-Oído externo
Está formado por el pabellón auditivo y el conducto auditivo externo.
Oído externo |
El conducto auditivo externo se extiende desde el pabellón auditivo hasta el tímpano. Este conducto tiene una longitud de 2,5 cm y tiene glándulas ceruminosas, que son una especie de glándulas sudoríparas, encargadas de segregar cerumen para proteger al conducto de agentes extraños, como el polvo, agentes parásitos, virus o bacterias. Al final del conducto se encuentra el tímpano, que es una fina membrana, que comunica el oído externo con el oído medio.
-Oído medio
Oído medio |
Entre medias, está la trompa de Eustaquio, que comunica el oído medio con la parte posterior de la boca, y se encarga de igualar la presión a cada lado del tímpano. ¿Nunca te ha pasado que al ascender en un avión te dolían los oídos al principio, y luego ya no? Esto es porque en un principio la presión era menor en el oído externo, hasta que la trompa de Eustaquio iguala las presiones. Al masticar chicles o soplar con la nariz tapada, abrimos la trompa de Esustaqui, igualamos las presiones, y por eso nos deja de doler.
Está formado por una serie de conductos que en su conjunto reciben el nombre de laberinto.
Oído interno |
La cóclea es la parte del oído externo que se encarga de la audición. Este se divide en tres conductos: dos conductos externo, la perilinfa, y el conducto medio, la endolinfa. El suelo de la endolinfa, denominado membrana basilar, alberga los receptores auditivos, una capa de células ciliadas (terminaciones sensoriales nerviosas) que se comunican con el nervio auditivo y son capaces de detectar las vibraciones en la endolinfa.
-¿Cómo oímos?
Al hablar, producimos unas ondas sonoras que se transmiten por la vibración del aire. Estas ondas sonoras entran en el pabellón auditivo, y pasan al conducto auditivo externo, que funciona como una caja de resonancia, amplificando sonidos muy débiles. La acción del sonido hace vibrar el tímpano y la cadena de huesecillos se mueve, amplificando y transmitiendo las ondas a la ventana oval. Cuando el estribo hace que la ventana oval vibre, la vibración es transmitida a la perilinfa de la cóclea y se extiende a la endolinfa. La vibración de la endolinfa, al mover la capa de células ciliadas de la membrana basiliar, estimula los receptores auditivos.
Estos receptores transforman las vibraciones en impulsos eléctricos, que son conducidos por el nervio auditivo hasta el cerebro, donde se produce la sensación del sonido.
-El equilibrio
En el laberinto del oído interno, junto a la cóclea, se encuentran los canales semicirculares y dos saquitos, el utrículo y el sáculo. Estos órganos están relacionados con el sentido del del equilibrio.
El utrículo y el sáculo son pequeñas bolsas huecas revestidas de células ciliadas sensitivas. Contienen pequeñas piedras llamadas otolitos. Según la posición y movimientos de los otolitos, las células se estimulan y envían estas señales al cerebro que percibe los cambios en la posición del cuerpo: la rapidez, la aceleración y la deceleración.
Canales semicirculares y cóclea |
Cuando la cabeza se inclina, el líquido de uno o más canales presiona estas células, transformando las vibraciones en impulsos eléctricos nerviosos que son conducidos por el nervio auditivo hasta el cerebro, donde se realiza la estimación de la dirección del movimiento.
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